Existe la creencia de que el inicio de la
Semana Santa se basa en el Vía Crucis de la Pía Unión, instaurado por el primer
marqués de Tarifa, tras un viaje que realiza a Jerusalén en 1.519, quedó tan
impresionado al comprobar que desde las ruinas del que fuera Palacio de Poncio
Pilatos al Monte Calvario había la misma distancia que desde la Casa Ducal de
los Medinaceli en Sevilla, al templete de la Cruz del Campo, 997 metros o 1321 pasos, esta es la causa
del inicio del citado Vía Crucis.
Las Hermandades surgen en el siglo XVI, en
principio eran hermandades gremiales que agrupaban a trabajadores de igual
oficio, para dar asistencia y ayuda a sus miembros, muchas de estas hermandades
contaban con hospitales, algo parecido a lo que hoy conocemos como
Mutualidades, pero con una clara finalidad, unirse en la veneración de la
Pasión y Muerte de Cristo, cómo la hermandad de los toneleros (La Carretería),
curtidores (El Buen Fin), sastres (Virgen de los Reyes), plateros (El Museo),
hosteleros (Santa Marta), panaderos (Los Panaderos), hortelanos (La Macarena),
alfareros (La Esperanza de Triana), cocheros (San Isidoro), etc.
En un principio realizaban su estación en
su propia feligresía, aunque posteriormente el Cardenal Niño de Guevara, en
1604, establece lo que hoy conocemos como Carrera Oficial, teniendo su culmen
en realizar estación de penitencia a la Santa Iglesia Catedral a todas aquellas
hermandades de este lado del río, mientras que aquellas que radican en Triana,
lo harían a la Iglesia de Santa Ana.
Estas normas establecían las vestiduras que
deberían usar los disciplinantes y la prohibición expresa de que las mujeres
hicieran la estación de penitencia.
La primera hermandad en cruzar el antiguo
puente de barcas para realizar su estación a la Catedral, sería la Hermandad de
la O, que lo haría en 1.830.
Cómo era de esperar, surgieron un gran
número de hermandades y asociaciones, pero el siglo XVIII, determinó la
desaparición de muchas de ellas, como consecuencia de la debacle que supuso el
traslado de la Casa de Contratación a Cádiz, en 1.717, con lo cual el control
del tráfico marítimo con las posesiones de ultramar desaparecen de nuestro
puerto, suponiendo un serio revés para la economía de la ciudad, sumiéndola en
una profunda crisis y provocando la emigración de muchos de sus habitantes,
cuyo trabajo dependía del auge del puerto de Indias.
Pero no fue hasta que en la segunda mitad
del siglo XIX se establece en nuestra ciudad la llamada “corte chica” con María
Luisa Fernanda, hermana de la reina Isabel II, y el duque de Montpensier. Sus
profundas creencias religiosas, les lleva a refundar las hermandades de
Montserrat, en origen surge por la idea de un grupo de catalanes comerciantes
de lienzos, y de la Lanzada fundada en un principio por un grupo de marineros,
es en este tiempo cuando toma fuerza la idea de la celebración periódica de un
Santo Entierro Magno, que llega a nuestros días, siendo en marzo de 1.850 el
año en el que por primera vez se celebra.
El Santo Entierro Magno, es la representación cronológica de la Pasión de Cristo que nos narran los Evangelios y en el que las distintas hermandades que participan con sus misterios siguen el orden secuencial. Empieza con el Triunfo de la Santa Cruz y termina con el Duelo tras pasar por el Cristo Yacente, estos tres pasos pertenecen a la Hermandad del Santo Entierro.
El Santo Entierro Magno, es la representación cronológica de la Pasión de Cristo que nos narran los Evangelios y en el que las distintas hermandades que participan con sus misterios siguen el orden secuencial. Empieza con el Triunfo de la Santa Cruz y termina con el Duelo tras pasar por el Cristo Yacente, estos tres pasos pertenecen a la Hermandad del Santo Entierro.
Este impulso permite el resurgimiento de un
gran número de cofradías hacia finales del XIX, pero en el siglo XX surge de
nuevo el fantasma de la desaparición de la Semana Santa, provocado por los
enfrentamientos socio-políticos que trae consigue la Segunda República, con lo
cual las hermandades para evitar el peligro que suponía, deciden no salir a
hacer su estación de penitencia en el 1.932, siendo la Hermandad de la
Estrella, la única que contraviniendo el acuerdo decide salir, ganándose el
sobrenombre de La Valiente, al enfrentarse a la turba enloquecida y la
violencia desatada.
No fue hasta dos años después en el que se
normalizó la situación y de nuevo se vieron cofradías en la calle en la Semana
de Pasión, situación que se mantiene hasta nuestros días.
El mundo de las cofradías está en
permanente evolución, surgiendo nuevas asociaciones de fieles, que luego se
transformaran en Hermandades, tanto es así, que ante la imposibilidad de
ubicarlas en un día concreto de la Semana de Pasión, se organiza para que
puedan salir a procesionar por las calles de su feligresía el Viernes de
Dolores y el Sábado de Pasión.
Actualmente la nómina de hermandades que
realizan su estación de penitencia a la Santa y Metropolitana Iglesia Catedral
es de sesenta y una y las hermandades de vísperas, que no hacen la carrera
oficial, son diez. Este número puede cambiar por la inclusión en un futuro de corporaciones a la Carrera oficial.
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