La Fábrica de Artillería surge de la
antigua fundición de bronces ubicada desde 1525 en unos solares del barrio de San
Bernardo propiedad de Juan Morel, afamado fundidor de cañones y campanas,
Este edificio histórico, que se remonta a
1565, fue una pieza clave en la política expansiva del Imperio en el siglo XVIII.
En 1634 la Fábrica pasa a ser propiedad
de la Hacienda Real, iniciándose una nueva etapa en la que los fundidores
quedan unidos a ella por asientos o contratos de diez años. Esta etapa
permanece hasta que en 1717 serían los Comandantes de Artillería los que
dirigieran la Instalación y los fundidores pasarían a ser técnicos.
La Real Fábrica de Artillería de Sevilla
es para los especialistas uno de los ejemplos más notables de patrimonio
industrial y militar de España. Aunque el actual edificio es producto del
empeño de Carlos III, quién ordenó la construcción en 1757 del edificio que
ahora conocemos. Desde muy
pronto, la factoría fue adquiriendo prestigio y ya en 1568 la Corona de
Castilla encargó a la Casa de la Contratación que le facilitase cobre y estaño
para la fabricación de cañones a Bartolomé Morel, hijo del fundador.
El Cabildo Catedralicio, consciente del auge que iba adquiriendo la fábrica, también encomendó a Bartolomé Morel, el más prestigioso fundidor de la época, la fundición de su Tenebrario,
del Facistol para el coro, varias campanas de la Giralda y, sobre todo, el
Giraldillo que la corona, además varios de sus trabajos se encuentran
en el Real Alcázar.
Con la invasión napoleónica los franceses
ocupan la Fábrica y en ella se fabrican los cañones que posteriormente les
servirían para proseguir la invasión, de ella salen los que utilizaron en el
asedio de Cádiz.
En 1932 la Fábrica queda incluida en el
“Consorcio de Industrias Militares” cuyo funcionamiento es regulado por la Ley
de 9 de marzo de 1935, como Sección del Ministerio de la Guerra, que durará
hasta 1936.
Posteriormente en 1959 pasa a la Empresa
Nacional Santa Bárbara de Industrias Militares, dependiente del Instituto
Nacional de Industria, que llevará la explotación de la misma en determinadas
condiciones, sin que el Ejército pierda potestad sobre ella.
La Fábrica de Artillería de Sevilla
produjo una rica documentación a lo largo de los casi tres siglos de
funcionamiento. Dada la importancia que fue tomando por su situación geográfica,
cuenta con documentación que hace referencia a las distintas ampliaciones del
propio edificio, culminando en 1796 en la superficie que hoy conocemos.
También existe un considerable volumen de
documentos que refleja la producción que en ella se llevaba a cabo, como la
referida a las relaciones de obra nueva y recompuesta, salidas y entradas de
materiales en los almacenes, fabricación y producción de material, ya se trate
de piezas de artillería como de otro material para diferentes empresas,
reconocimientos de piezas de artillería, inspección del mismo, etc. Abunda
preferentemente la documentación de tipo económico, tales como libros de
cuentas y efectos, presupuestos de caudales, facturas, relaciones bancarias, relaciones
de pagos de jornales, Libros de Actas de las Juntas Económica y Facultativa, etc.
Encontramos asimismo los expedientes personales de los “ministros”, trabajadores
y aprendices de la propia Fábrica, así como de la Pirotecnia Militar de Sevilla,
y por supuesto documentación referente al funcionamiento de la Escuela de Formación
Profesional de ambas.
Como obra de apoyo al fondo existe un
gran número de libros referentes al uso y manejo de la artillería, así como
colecciones legislativas del Ejército, la Gaceta de Madrid o el Boletín
Oficial del Estado, una edición facsímil del libro de Francisco Pacheco:
Verdaderos retratos de ilustres y memorables varones.
La Real Fábrica de Artillería es un
complejo de construcciones proyectado para uso industrial y armamentístico. En
su Portada principal se pueden ver los nombres de Daoíz y Velarde, héroes del
dos de Mayo, además son los nombres que se le dieron a los leones que custodian
la entrada del Congreso de los Diputados de España, fundidos en esta fábrica.
Está realizada en ladrillo visto, consta
de dos cuerpos, el inferior lo
constituye el hueco de acceso acabado en arco de medio punto que aparece
flanqueado entre pilastras toscanas sobre pedestal y sobre el amplio
entablamento, de cornisa recta y muy movida, se levanta un segundo cuerpo de
menor entidad y con una decoración más menuda realizada en ladrillo tallado, rematando
con dos grandes pináculos y un cuerpo superior con un frontón recto partido.
Desde sus inicios se planificaron
continuas obras de ampliación y modernización hasta que en 1782 el arquitecto
Vicente San Martín le dio el definitivo aspecto que hoy podemos ver. Se le dotó
de grandes hornos para poder satisfacer las necesidades armamentísticas de las
tierras de ultramar. De esta fundición procede el célebre Cañón Tigre que le
arrancó un brazo al Almirante Nelson en su ataque a Tenerife en 1797.
El edificio de la Fundición de Artillería
puede entenderse como un conjunto en el que cada parte tiene una forma precisa
y distinta. El gran patio, ahora cubierto y utilizado como nave de fabricación.
La crujía de fachada. La gran sala abovedada de la fundición. Las naves y
almacenes cubiertos por espléndidos artesonados, etc. Ante un posible cambio de
uso, la Fundición es un edificio capaz de integrarse con fluidez en la
estructura del barrio y resolver un programa complejo. En todas las naves es común que las cubiertas se planificaran para que la luz natural inundara las zonas de trabajo.
Esa luz provenía de la construcción de linternas y su disposición en todas sus cubiertas.
Su configuración inicial se basa en la definición
de una cuadrícula continua cuyo módulo de repetición está formado por cuatro pilares
unidos por un sistema arquitrabado y cubiertos por una bóveda vaída, cuyas proporciones
son las del gran horno de fundición. Con este sistema se lograba un espacio de grandes
dimensiones, capaz de albergar libremente los diferentes talleres en los que se había de desarrollar el proceso de
producción. Esta tipología constructiva había sido ensayada en otros edificios de
la ciudad como las Atarazanas o la Fábrica de Tabacos, realizadas por los mismos
ingenieros, Ignacio Sala y Jorge Próspero Verboom.
Como resultado de los cambios en la estrategia
militar acontecidos desde mediados del siglo XIX y, sobre todo, en las décadas iniciales
del siglo XX se hicieron necesarias importantes reformas en el edificio histórico
y que gracias a la ordenada secuencia estructural de este edificio permitió que
la fábrica se adaptara con facilidad a las sucesivas ampliaciones realizadas
con nuevos sistemas constructivos y materiales diferentes a los originales. En los
años iniciales del siglo XX se constató la necesidad, no ya de reformas sino de
una importante ampliación que incorporase nuevas instalaciones y talleres de maquinaria,
además de viviendas y otros servicios. Esto se produce en los terrenos situados
enfrente de la antigua fábrica, junto al antiguo edificio de la Carbonería construido
en el siglo XVIII.
En esta importante parcela, colindante con
el Ferrocarril de Sevilla-Cádiz, se llevan a cabo las importantes fases de
ampliación.
La primera fase se marca como objetivos la
construcción de viviendas para los directivos y jefes en el extremo de la parcela
que linda con la avenida de Eduardo Dato, toda una serie de viviendas unifamiliares
de estilo ecléctico muy interesantes y la construcción en 1906 de una importante
nave de planta rectangular de cerca de 3.700 metros cuadrados, con cerramiento de
muro de carga perimetral, cubierta en diente de sierra y estructura metálica realizada
en la Fundición San Antonio de Sevilla, antigua Fundición Bonaplata, en la que se
fundieron importantes estructuras metálicas para edificios de Sevilla desde el Puente
de Isabel II o las Cocheras de los Ferrocarriles Andaluces en Utrera de similares características a las de esta nave.
La segunda fase se produce a finales de la
década de los veinte del pasado siglo y consistió en la construcción de dos nuevas
naves perpendiculares a la vía férrea de Sevilla-Cádiz y paralelas a Eduardo Dato
inauguradas en 1930.
La tercera fase se produce ya hacia 1945 con
la adición de una pequeña nave al final de calle principal y pequeñas reformas.
Por toda la ciudad se pueden ver obras que nacieron en esta fundición, como los monumentos de Daoiz o de Murillo.
La Real Fábrica de Artillería de Sevilla
está catalogada como Bien de Interés Cultural en la categoría de Monumento, y
así aparece publicado en los BOE de 29 de junio de 1985 y de 30 de noviembre de
2001.
El aspecto que hoy podemos ver es bastante deplorable, pero siendo optimistas es posible que en un futuro se le dote de los elementos necesarios para ser utilizado por una ciudad indolente ante tamaña dejadez.
Un estudio muy completo y muy buenas fotos !
ResponderEliminarNostalgia de un sevillano en la lejanía a muchos kms de mi querida Sevilla.Tengo 78 años, y entré en la Escuela de Formación Profesional de esta Fábrica con 14 años y salí con 26 años. Pocos meses después en el año 1963 la cerraban. Trabajé en el Control de Calidad del Taller Nuevo de Proyectiles unos seis meses. De allí pasé a las Oficina de Preparación de Trabajo como Cronometrador y era muy conocido en todos los talleres. Me llamaban "El Pana" porque siempre iba con una chaqueta de pana de color verde.
ResponderEliminarMe paro aquí porque no puedo seguir. Es tal la angustia que me embarga al ver lo que queda de lo que fué mi segunda casa, que los sentimientos me desbordan.
Os doy las gracias por la labor que hacéis en este blog y, principalmente, por este gran articulo.
Mis saludos para todos.
Hola! Hace tiempo encontré este blog lo perdí, lo he vuelto a ha hallar y ya no me voy a despegar de el porque me encanta. Está genialmente escrito y con unas magníficas fotografías. Muchas gracias porque mi mujer es sevillana y tiene mucha añoranza de su tierra ya que se marchó de Sevilla muy pequeña, aunque volvía para Semana Santa y feria ¡¡eso si!! Muy agradecido, un saludo, Javier
ResponderEliminarHola Fernando! muy interesante este artículo sobre la Fabrica de Artillería que al leerlo nos animas a seguir indagando sobre ella y así llegar a conocerla y amarla en profundidad. Un saludo, Javier
ResponderEliminarHola alguno podra pasarme el listado de directores desde 1803? gracias
ResponderEliminarHola. Mi padre trabajó allí, me gustaría tener alguna foto antigua, a ver si alguien tuviera alguna o lo conociera. Se llamaba Francisco Diaz Muñiz. Gracias.
ResponderEliminarBusco información del Cañon Asopo llevava la cifra de Carlos III. Fue tomado como o premio por parte del Ejercito de Los Andes en la Bstalla de Chacsbuco en 1817
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