3 de marzo de 2013

PUERTAS DE LA CATEDRAL, 1/3



EXTERIOR DE LA CATEDRAL DE SEVILLA
Presenta tres portadas en la fachada de poniente, una en cada brazo del crucero y dos en la cabecera, otra puerta que da al patio de los naranjos, denominada del lagarto y otra que comunica con la iglesia del Sagrario y finalmente la Puerta del Perdón que es la puerta de acceso al patio de los Naranjos desde la calle de los Alemanes. El complejo cuenta además con una que comunica la citada iglesia del Sagrario con el Patio de los Naranjos y otra que es la entrada principal a la dicha iglesia.


1.- PUERTA DE LA ASUNCION

Está situada en el centro de la fachada “de poniente” o principal, tiene mayor proporción y solemnidad que las portadas que la flanquean. Está dedicada a la Asunción de la Virgen, tema del tímpano y del cual deriva su denominación oficial, pero ha tenido a lo largo de la historia otros nombres, cómo de Santa María de la Consolación, del Perdón (Nueva) y Real. Su autoría se divide en las distintas etapas de su construcción, la obra gótica fue empezada por Pedro de Toledo en 1449, que más tarde la continuó Juan de Hoces en 1481. La neogótica fue proyectada por Fernando de Rosales y terminada por Melchor Cano, realizada entre 1827 y 1831. De la restauración a la que fue sometida entre 1883 y 1898, fue dirigida por Joaquín Fernández Ayarra-Garay.

La puerta permaneció inconclusa durante siglos, hasta que en 1827 el cardenal Cienfuegos y Jovellanos decidió finalizarla con el proyecto del arquitecto Fernando de Rosales. La decoración escultórica se realizó a finales del siglo XIX, encomendándose en 1882 al escultor Ricardo Bellver y Ramón, quien realizó en cemento la estatuaria actual.

Podemos ver en el tímpano a la Virgen con los brazos abiertos y sostenida por ángeles, bajo ellos hay otro que arroja flores sobre el sepulcro, mientras otro sostiene la losa. A la izquierda vemos una serie de ángeles que portan diversos instrumentos musicales y a la derecha otros en actitud orante. Coronando toda la escena se encuentra la figura de Dios Padre bendiciendo y portando el cetro en su mano izquierda, a ambos lados hay dos ángeles que llevan una corona sobre la cabeza de la Virgen.

La decoración de esta portada llevaría en principio las esculturas de los Apóstoles y demás Santos, en total cuarenta esculturas, sin embargo sectores intelectuales de la ciudad se opusieron a tal cantidad.
Podemos ver en las arquivoltas de la derecha en el nivel superior a San Joaquín, el esposo de Santa Ana y padre de la Virgen. Le sigue María Magdalena con un crucifijo entre las manos. A continuación se halla un Santo Obispo, identificándose con San Ambrosio, Padre la Iglesia, al que le sigue la imagen de San Agustín portando el báculo. Y en el espacio inferior a San Pablo que porta la espada, San Andrés, el Apóstol Tomás y San Felipe con la cabeza cubierta y portando una cruz.

En el apilastrado derecho podemos ver en el cuerpo superior a San Basilio, Santo Tomás de Aquino, San Francisco de Sales, San Bernardo, San Francisco de Asís y San Pedro Nolasco y en el cuerpo inferior a San Judas Tadeo, San Matías, San Esteban y San Marcos, siguiéndole San Clemente y San Vicente.

En las Arquivoltas de la Izquierda, en el cuerpo superior, nos encontramos con San José que porta en brazos al Niño Jesús, Santa Ana y la Virgen Niña leyendo, San Gregorio Magno que señala un libro abierto y cuyo símbolo parlante es la paloma que lleva junto a la cabeza representando la inspiración del Espíritu Santo. Concluye esta serie la figura de San Jerónimo que porta una cruz rústica y a los pies un león dormido. En el cuerpo inferior, se hallan representados, San Pedro, que porta las llaves, Santiago el Mayor con atuendo de peregrino, San Juan Evangelista que sostiene el Cáliz del que sale la serpiente alada. Le sigue otro Apóstol que porta un libro en la mano derecha y una maza que sostiene con la izquierda, símbolo de Santiago el Menor.


En el apilastrado izquierdo podemos ver en el cuerpo superior tras una hornacina vacía a un santo con hábito de monje que porta un libro en la mano derecha, y a los pies del mismo se haya un animal mutilado, lo más probable un perro, que eleva una de sus patas delanteras sobre un globo rematado con una cruz, símbolos parlantes en la representación iconográfica de Santo Domingo de Guzmán, a continuación se representa un santo varón que lleva hábito, báculo y en sus manos un libro, observándose a sus pies un ave que lo identifica con San Benito, y a su derecha un Santo Obispo que porta el báculo en la mano izquierda, identificándose con San Alfonso María de Ligorio, tras él tenemos a su izquierda un santo fraile que porta el hábito de monje y a sus pies, en el suelo, el capelo cardenalicio, símbolo de San Buenaventura y le sigue un santo obispo que porta el báculo y en su mano derecha un libro con la inscripción: "HOMILÍAS", tratándose de San Juan Crisóstomo.


En el cuerpo inferior de ese lateral izquierdo, nos encontramos con San Lorenzo que porta la palma del martirio y sujeta una parrilla que llega hasta la base de la imagen. A la derecha de éste, un santo varón que porta también en su mano izquierda la palma y en la derecha un puñado de piedras, por lo que se identifica con San Bernabé. En el frontal de este apilastrado, tenemos a la izquierda al Evangelista San Lucas que porta un pergamino con la inscripción "S. LUCAS" y se le ha representado escribiendo en el pergamino y con el buey a los pies. A su derecha se halla otro evangelista, con libro en la mano izquierda y lanza a la derecha. Se trataría del Evangelista San Mateo. En el lateral derecho, a su izquierda, otro Apóstol porta una lezna y un pergamino en la mano izquierda, mientras sostiene con la derecha una sierra, símbolo parlante del Apóstol San Simón. A su derecha se sitúa el Apóstol San Bartolomé que porta el cuchillo (símbolo del martirio) en la mano derecha y a sus pies un dragón alado encadenado, símbolo de la herejía y de la idolatría.

2.- PUERTA DEL BAUTISMO

Es la situada más a la izquierda, fue construida en el siglo XV, se encuentra decorada con la representación del relieve del Bautizo de Cristo, en el tímpano obra realizada por el taller de Lorenzo Mercadante de Bretaña, es de estilo gótico con arquivoltas apuntadas adornadas con tracerías, también se encuentran esculturas de los obispos de Sevilla, San Leandro y San Isidoro, de Santa Justa y Rufina obras directas de Lorenzo Mercadante y una serie de ángeles y profetas debidos a Pedro Millán.

Fue la primera portada en labrarse, junto con la del Nacimiento o San Miguel, que se encuentra también en esta misma fachada, al otro lado de la puerta de la Asunción.

Es sabido que la catedral de Sevilla comenzó a construirse "por los pies", es decir, por esta fachada situada a los pies de las naves del templo, en 1403, el mismo año en que se empezó a demoler la vieja mezquita almohade, cristianizada, con muchas modificaciones interiores, y que hacía las veces de catedral desde el mismo año de la reconquista de la ciudad, en 1248.

Los múltiples preparativos precisos para llevar a cabo tan magna empresa y la falta de datos ciertos sobre importantes obras de cantería en las primeras décadas del siglo XV hacen pensar que el grueso de la obra gótica no debió de acometerse sistemáticamente hasta que el monarca Juan II accedió a las peticiones del Cabildo y concedió su Capilla de los Reyes para «alzarse e fazerse mayor» el 10 de febrero de 1433. Este momento, de gran trascendencia, y el comienzo de las obras fueron reflejados en la Crónica del Jurado Garci Sánchez con solo unas breves palabras: «en este año se empezó a edificar la iglesia mayor de Sevilla»

Para esos preparativos debieron buscar un maestro de reconocido prestigio, y quizás por eso llegó a la ciudad el maestro Ysambarte, de origen flamenco, que ya había trabajado en las catedrales de Lérida, Zaragoza o Palencia. Su presencia aquí está documentada desde 1433, y su trabajo pudo estar asociado a la elección de materiales o los trazados iniciales del templo. Se cree que también pudo atraer a un colaborador suyo, Charles Galtier, conocido como maestro Carlín, que llegó a la ciudad a finales de 1434 y que dirigió las obras desde mayo de 1435 hasta agosto de 1447. Desde entonces la catedral gótica comenzó a mostrar sus primeros logros, diseñando y levantando la fachada de poniente, con las portadas del Bautismo y del Nacimiento.

Por este tiempo la piedra empleada venía casi toda de la cantera del cerro de San Cristóbal, en El Puerto de Santa María; una piedra rugosa no apropiada para trabajos finos, lo que causaría serios problemas a la hora de iniciar las imágenes de la portada, y que motivaría a cambiar al barro cocido. El diseño, la iconografía y la ejecución de las portadas del Bautismo y del Nacimiento forman un programa unitario pensado, y aunque hecha en diversas etapas por varios artífices, forma uno de los conjuntos muy notable de la escultura gótica en barro cocido.

La iconografía de esta portada muestra plásticamente el bautismo en el Jordán como fórmula iniciática de la fe cristiana y modo de salvación elegido por los primeros mártires y santos de la Iglesia de Sevilla. Por ello, sus jambas presentan seis esculturas a tamaño natural en barro cocido sobre los orígenes de la Iglesia sevillana con la presencia de Santa Justa, San Fulgencio, San Leandro, en las jambas de la izquierda y en las de la derecha, San Isidoro, Santa Florentina y Santa Rufina. La ubicación de cada una de ellas se muestra por parejas, a ambos lados del hueco de acceso, según la importancia que se les quiso dar, las mártires alfareras ocupan el primer plano y los santos obispos el inmediato al acceso, en medio de ambos grupos, San Fulgencio y Santa Florentina completan la iconografía aunque apenas acaparan la atención de los fieles por su posición intermedia, casi oculta desde una visión frontal.

La importancia y realización de estas primeras puertas de la catedral propició distintas fases en la contratación a distintos escultores desde la mitad del siglo XV y hasta la mitad del XVI, con datos poco concretos en la documentación encontrada. Las tallas más antiguas corresponden a los altorrelieves en piedra que rodean al tímpano, de mediados del siglo XV: los siete profetas, que junto al ángel del bautismo son obra de 1449. Debido a la porosidad de la piedra y su dificultad para el labrado fino, se decidió cambiar de material para las grandes imágenes restantes sin modificar el programa iconográfico inicial, pasando al barro cocido, aunque sus encargos no están reflejados en la documentación conservada, habiéndose atribuido su realización a varios autores, entre ellos a Pedro Millán, autor de los profetas de esta portada.

Fue el estudioso Manuel Gómez Moreno quien en 1911 resaltó de forma concluyente el carácter flamenco de las grandes imágenes laterales de la portada, emparentadas con las del sepulcro del cardenal Cervantes firmado por Lorenzo Mercadante de Bretaña, a quien se reconoce así como seguro autor desde entonces.

En el tímpano, la escena presenta tres esculturas en barro cocido: Cristo, San Juan Bautista y un ángel que tiene en sus manos las ropas del Señor. Rodeando la escena diez tabernáculos protegen ocho altorrelieves en piedra, siete profetas aquellos que anunciaron el comienzo de la vida pública de Cristo y dos ángeles y otros dos profetas, en barro cocido firmados por Pedro Millán.

En sus jambas aparecen seis figuras en barro cocido y a tamaño natural, Santa Justa, San Fulgencio y San Leandro (estos dos eran hermanos, junto con los dos siguientes) y al otro lado, San Isidoro, Santa Florentina y Santa Rufina. Su posición responde a la importancia que despertaban en los fieles


 Continuará...


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