El Museo Arqueológico Provincial de
Sevilla se constituye como consecuencia del Decreto de 1867 sobre Museos
Arqueológicos, entonces llamados Museos de Antigüedades. En la gestación del
museo fueron decisivas las intervenciones de la Junta de Museos de Sevilla,
creada en 1835 para hacerse cargo de los objetos de arte de los conventos desaparecidos
y de la Comisión Provincial de Monumentos, creada en su lugar en 1844. La
colección fundacional estaba integrada por los hallazgos encontrados en las
excavaciones de Itálica, reunidos hacia
1780 por D. Francisco de Bruna en la galería de acceso a los Reales Alcázares.
Su primera sede fue el mismo Real Alcázar,
pero a partir de 1875 la colección se trasladó al antiguo Convento de la
Merced, donde también se albergaba el Museo de Pinturas, hoy Museo de Bellas
Artes. La instalación se realiza bajo la dirección del arquitecto don Demetrio
de los Ríos, que acondiciona tres de las galerías bajas del mencionado
convento. El 21 de noviembre de 1879 se formula la declaración oficial del
Museo de Antigüedades de Sevilla, siendo
nombrado director don Manuel de Campos y Munilla.
Una vez concluidas las obras, en 1880 se
inaugura el museo, con las series arquitectónica, escultórica, epigráfica y de
cerámica, logrando un inmediato éxito de público; superando en número de
visitas, casi 12.000, a muchos museos nacionales.
Sin embargo, la falta de espacio en esta
sede era cada vez más preocupante, no siendo posible realizar una exposición
adecuada de las colecciones, a pesar de la concesión de dos nuevas salas en
1904. Este grave problema se resolvió cuando el Ayuntamiento de Sevilla cedió
al Ministerio de Educación Nacional, por acuerdo de 31 de diciembre de 1941, el
Pabellón de Bellas Artes de la Exposición Iberoamericana de 1929, construido
por Aníbal González en el Parque de María Luisa, como nueva sede del Museo
Arqueológico Provincial.
El Ayuntamiento también cedió al Museo
Arqueológico Provincial, en calidad de depósito, los fondos del Museo Arqueológico Municipal, creado en 1886
a iniciativa de D. José Gestoso e inaugurado el 28 de marzo de 1895 por la
Infanta Dª María Luisa Fernanda de Borbón. Estos fondos se hallaban conservados
en la Torre de D. Fadrique.
Una vez realizadas y verificadas las
obras de adecuación en el edificio, se trasladaron allí las diferentes
colecciones, inaugurándose la nueva instalación museográfica el 25 de mayo de
1946, con ocho salas, Biblioteca y Dirección. El 1 de marzo de 1962, el
edificio y las colecciones del museo fueron declarados Monumento Histórico
Artístico.
Finalmente, a lo largo de los años 70 del pasado siglo se
reorganiza el museo, sufriendo obras de ampliación y mejora, inaugurándose
diecinueve salas más, hasta las 27 actuales.
El edificio neorrenacentista que hoy
ocupa fue obra de Aníbal González entre 1910 y 1915, destinado para ser el
Palacio de Bellas Artes de la Exposición Iberoamericana.
Los contenidos se limitan a las distintas
culturas que habitaron en nuestro entorno más cercano, tanto sevillano cómo
andaluz. Es evidente que el mayor tesoro que hoy guarda es el correspondiente
al periodo romano por la abundancia de restos en buen estado de conservación en
el enclave de Itálica, pero también se conservan importantes restos árabes y
mudéjares.
La estructura del edificio contempla
distintas áreas dedicadas a las colecciones dependiendo del periodo de
procedencia, desde el Paleolítico a la cerámica ibérica o los procedentes de la
Edad del Cobre con objetos datados entre el 2500 y 2000 a.C. y hasta nuestra
era.
Cuenta con tres plantas de exposición, en
la planta baja se exhiben distintos objetos de yacimientos prehistóricos, en la
planta segunda se encuentran los pertenecientes al periodo desde la época
romana a la Edad Media.
La planta primera está dedicada a la
investigación y a los servicios propios del Museo.
A su vez las plantas se dividen en Salas,
de tal manera que las salas I a la X estan dedicadas a los objetos del
Paleolítico a la cerámica ibérica. Es importante pararse en la sala VI para
recrearse con la reproducción del Tesoro del Carambolo.
Las salas XI a la XXV contienen todo lo
referente a la época romana.
En la sala XXVI se exponen piezas de la
Edad Media y en la XXVII aparecen piezas del mudéjar.
Destaca sobre todo el contenido, el TESORO DEL CARAMBOLO, pieza clave de la
cultura tartéssica, su fecha se estima en torno al 650 a.C. y está compuesto
por diademas, brazaletes y placas en oro con filigranas y granulado utilizadas
como ajuar funerario en la tumba de un personaje de gran influencia y alta
condición social, obviamente es una reproducción del original, este conjunto
está formado por 16 placas, 2 pectorales, 2 brazaletes y un collar, el hallazgo
se produjo fortuitamente en 1958 al realizar una reforma en una instalación en
el pueblo de Camas, el lugar en el que se encontraban tenía forma oval y
contenían además abundantes restos de huesos de animales y cerámicas de la
época, pudiendo tratarse de un espacio dedicado al culto.
A los objetos descritos hay que añadir
otros de gran importancia como son:
ÍDOLO
CILÍNDRICO
Perteneciente al Calcolítico, entre la
Edad de Piedra y la del Bronce del 3000 al 2100 a.C., tiene una altura de 14,5
cm y se encontró en Morón de la Frontera.
Está esculpido en mármol, con una
decoración incisa y representa un rostro con ojos en hueco, cejas y cuatro
líneas de tatuaje facial, que se prolongan en la parte posterior. Se
corresponde con un tipo propio de la Península Ibérica. En estos ídolos
cilíndricos decorados son frecuentes los llamados "ojos soles";
representación de los ojos como pequeños discos solares.
ÍDOLO
ANTROPOMORFO
Del mismo periodo que el anterior se
encontró en Valencina de la Concepción y tiene una altura de 15,3 cm.
Está realizado sobre la caña de un hueso
largo. Presenta los brazos cruzados y el rostro está marcado con líneas
incisas, incluyendo el tatuaje facial. Aparece claramente diferenciado el sexo
masculino y en la parte posterior se aprecia una larga cabellera que le llega
hasta la cintura, realizada también a base de líneas incisas. Este tipo de
ídolos son los de mayor calidad técnica y expresiva de este período, siendo los
más escasos.
ÍDOLO
DE PLACA
De la misma época que los anteriores,
encontrado en la excavación de Valencina, con una altura de 20,8 cm.
Está realizado sobre una placa de
pizarra. Presenta una esquematización del rostro humano similar a la de los
ídolos cilíndricos de este período, con los característicos ojos soles y las
líneas del tatuaje facial. Se diferencia de ellos en la decoración geométrica
incisa de triángulos, que alternativamente se rellenan con una apretada retícula.
Estos ídolos placa son frecuentes en los dólmenes del suroeste de la Península
Ibérica, por lo que deben relacionarse sobre todo con el mundo funerario.
DIOSA
ASTARTÉ
Está realizada en bronce fundido y
pertenece al siglo VIII a.C., se encontró en el mismo enclave del Carambolo, en
Camas. Tiene una altura de 16,5 cm.
Representa a la diosa fenicia Astarté,
sentada sobre un escabel, en cuya parte frontal lleva una inscripción cuya
traducción sería: Baaljaton y Abdibaal,
hijos de Dommelek- expresan su agradecimiento a la diosa Astarté, nuestra
Señora, porque ella ha escuchado la voz de su plegaria". Se trata del
testimonio más antiguo y extenso en lengua fenicia hallado en la Península
Ibérica. La escultura tiene ciertas influencias orientales.
Se trata de una imagen completa de la diosa,
desnuda como diosa de la fecundidad y deidad marina, con una gran melena con
mechones escalonados de origen egipcio. El modelado es relativamente tosco y la
postura rígida, pero el rostro corresponde a los rasgos habituales en la
iconografía fenicia.
TESORO
DE ÉBORA
Son una serie de piezas de oro y
cornalina, laminar, filigrana y granulado y moldeado, se estima que es del
siglo VII o VI a.C. y procede de Sanlúcar de Barrameda.
Este conjunto está compuesto por 43
piezas: 1 diadema, 1 collar, 1 brazalete, 2 colgantes, 2 anillos, 5 pares de
zarcillos, 2 arracadas, 2 cilindros y varias cuentas de cornalina.
Probablemente corresponden a distintos momentos cronológicos y se supone que
pertenece al ajuar de una mujer.
SENADOCONSULTO
DE CNEO PISÓN
Son planchas de bronce grabado de
distintos tamaños, proceden del año 20 de nuestra era.
Esta que vemos es quizás la pieza más
destacada, por su trascendencia histórica, de la selecta colección de bronces
jurídicos que conserva este Museo. En ella existen seis copias de este
documento político, que se distribuyó por todo el Imperio, éste está completo,
otro que casi lo está y fragmentos de otros cuatro. Su contenido es una
descripción de las resoluciones del Senado de Roma contra Cneo Pisón, tras ser
juzgado y condenado a muerte por el asesinato de Germánico, al parecer por
envenenamiento. Entre las determinaciones de este decreto senatorial se
incluyen la prohibición de llevar luto por Pisón, la destrucción de sus
imágenes y la eliminación de su nombre de las inscripciones públicas
"damnatio memoriae", así como la confiscación de sus bienes y los de
sus colaboradores. El documento responde a la necesidad de acallar las
inquietudes y rumores sobre la muerte de Germánico, algunas de las cuales
apuntaban hacia el propio emperador Tiberio, de quien aquél era sobrino, hijo
adoptivo y potencial sucesor.
TÁBULA
SIARENSIS
Esta plancha de bronce grabado. Del siglo
I, tiene una altura de 29,5 por 32 cm y procede de La Cañada.
El nombre le viene dado por el lugar en
el que se descubrió, la antigua Searo en las proximidades de Utrera, esta pieza
forma parte de una de las dos tablas donde se recogen las disposiciones
relativas a las honras fúnebres que debían tributarse a Germánico, con motivo
de su muerte en Antioquía el 10 de octubre del 19 d.C. Se trata de un decreto
senatorial que, en sus fines políticos, es complementario al de Cneo Pisón, que
hemos anteriormente. Éste pretendía acallar los rumores sobre la posible
implicación del emperador Tiberio en el asesinato de quien estaba llamado a
sucederle, su sobrino e hijo adoptivo Germánico. La Tábula Siarensis, tiene por
objeto congraciarse con el pueblo, disponiendo toda una serie de honores que
deberían rendirse ¿a quien nunca debió morir? Es decir, a quien sus triunfos en
las guerras de Germania -y de ahí su sobrenombre- le había convertido en el más
popular miembro de la familia imperial y al que muchos consideraban el legítimo
sucesor de Augusto. Al igual que el de Pisón, este decreto senatorial fue
grabado en numerosas copias de bronce y expuesto públicamente por todo el
Imperio.
CABEZA
DE AUGUSTO
Esta esculpida en mármol griego, tiene
una altura de 73 cm y data del periodo del 20 al 40 de nuestra era, procede de
Itálica.
Es un retrato idealizado del emperador
Augusto, representado como un hombre de edad madura. Por su formato cabría
pensar en la posibilidad de que fuese un acrólito, cuyo torso fuera de madera
para ser vestido y el resto de mármol, por lo que se trataría de una estatua de
culto de gran tamaño.
VESPASIANO
Es un busto esculpido en mármol alrededor
del año 70, mide 41 cm de altura y procede de Écija.
Es un excelente retrato del emperador
Vespasiano, resultado de la reutilización de uno anterior de Nerón. Las
secuelas de este proceso son perceptibles en la parte posterior de la cabeza.
LEX
IRNITANA
Es una plancha de bronce grabado de 91 cm
de altura por 91,5 de anchura y 6 milímetros de grosor, es del año 91 y procede
de El Saucejo.
De las diez tablas de bronce que
componían el texto completo de la La Lex Irnitana, Ley del Municipio Flavio
Irnitano, se encontraron cinco completas y otra fragmentada. Esta es la ley
municipal romana más completa de las conocidas hasta ahora, ya que de otras
ciudades solo se dispone de fragmentos. Contiene la regulación municipal de la
ciudad hispano-romana de Irni y está firmada por el emperador Domiciano en
Circei, Italia, en el año 91 d. C. En realidad el texto de la ley era único
para todas las ciudades que tenían el rango de municipio; sólo se variaba el nombre
del mismo cuando se inscribía en tablas de bronce para su exposición pública.
Recoge las normas por las que debía regirse la vida municipal; entre ellas, las
que se refieren a las responsabilidades de las autoridades, el orden de
intervención en las asambleas, la celebración de comicios, el nombramiento de
jueces, las retribuciones de los trabajadores municipales, los gastos que
podían hacerse con cargo al erario público, la ciudadanía romana, el
nombramiento de tutores o el mantenimiento de la prohibición de los matrimonios
mixtos entre romanos e indígenas, si bien establece una dispensa para los
celebrados con anterioridad a la promulgación de la ley. El municipio irnitano
era desconocido antes de la aparición de estas tablas, sin que existiera una referencia
en la epigrafía o las fuentes literarias. Las excavaciones realizadas en la
zona de su hallazgo revelaron un poblado ibérico romanizado, sin que pueda
asegurarse que sea Irni. La casa en la que se localizaron las tablas parece que
fue un taller de fundición de broce, a donde habrían sido trasladas para su
fundición, probablemente hacia el siglo III-IV d. C.
FORTUNA
Está esculpida en mármol alabastrino,
mide 85 cm y es de clos siglos I o II de nuestra era, procede de una excavación
en la Barzola, barrio de Sevilla.
La estatua representa a la diosa Fortuna
con sus atributos principales, la cornucopia, perdida, y el timón, del que sólo
se conserva el arranque en el costado derecho de la figura. Fue recuperada del
interior de un pozo junto a numerosos fragmentos escultóricos, durante la
construcción de la barriada de la Barzola a comienzos de la década de 1970.
MERCURIO
Está esculpido en mármol de Paros en el
siglo II, tiene una altura de 193 cm y se encontró en Itálica.
Esta escultura representa al dios Hermes
o Mercurio, identificable gracias a sus atributos iconográficos, como el
caduceo, perdido, las alas en los pies y la lira. Debió sostener con su brazo
izquierdo al pequeño Dionisos, del cual se conserva un pequeño dedo, que apoya
sobre la clámide que le cubre la espalda. El torso se descubrió en 1788 y la
pierna derecha en 1901, siendo la pierna izquierda modelada en yeso desde debajo de la rodilla
por el escultor D. Agustín Sánchez Cid, en 1945. La obra parece corresponder a la copia de un
modelo clásico del s. IV a. C.
ALEJANDRO
MAGNO
Está esculpido en mármol de Paros, tiene
una altura de 37 cm y es del siglo II, procede de Itálica.
Es un retrato idealizado de Alejandro
como Helios. Puede corresponder a una copia o adaptación de un original perdido
de época helenística. No obstante, hay autores que ven en la pieza a Antinoo,
efebo de Adriano.
DIANA
Está esculpida en mármol de Paros, tiene
una altura de 225 cm del siglo II y se encontró en Itálica.
Representa a Diana, diosa de la caza,
ataviada con sus habituales atributos iconográficos; las ricas botas, el
chitón, el manto y la diadema. La figura se apoya en un tronco de árbol
cubierto por una piel de cervato.
VENUS
Está esculpida en mármol de Paros, tiene
una altura de 211 cm. Está fechada en el año 117 y procede Itálica.
Esta escultura representa a la diosa
Afrodita Anadyomene desnuda emergiendo del mar en el momento de su nacimiento.
Aparece acompañada por un delfín y porta en su mano izquierda una hoja de
colocasia. El manto que lleva sólo le cubre la parte inferior del torso por
detrás, el cual debió tenerlo recogido por delante a la altura del pubis con su
mano derecha, que falta. Son perceptibles en los pliegues del tejido, restos de
policromía rojiza.
TRAJANO
Está esculpido en mármol de Paros, tiene
una altura de 220 cm. data del periodo del 117 al 138 de nuestra era y procede
de Itálica.
Presenta al emperador como un héroe, el
cual aparece desnudo y con un manto sobre el hombro izquierdo, cayendo en
pliegues rectos por el mismo lado en la espalda. Adopta la actitud del general
en jefe, el Imperator, en el acto de lanzar una arenga a las tropas. Debió
llevar el cetro en su mano derecha, levantada, y tal vez una espada en la
izquierda. La estatua fue descubierta en Itálica en 1788, habiendo sido erigida
en tiempos del emperador Adriano.
ADRIANO
Está esculpido en mármol griego, mide 82 cm de altura y se realizó entre el
año 135 y el 140, se encontró en Itálica.
Es un busto retrato del emperador con
traje militar, uno de los mejores que de él se conservan. A la altura del pecho
se aprecia un relieve de la cabeza de la Gorgona Medusa, que a él gustaba de
ostentar como significación de su origen divino.
MOSAICO
DEL TRIUNFO DE BACO
Pertenece al siglo III de nuestra era y fue
encontrado en las excavaciones de Écija, tiene unas dimensiones de 702 por 447
cm.
La escena que representa es el Triunfo de
Baco, el regreso de Dionisios tras conquistar la India. El dios, vestido con
clámide, conduce un carro tirado por tigres, a cuyo lado desfila un sátiro. Subida
en el carro aparece Ariadna, quien apoya su mano izquierda en el hombro de
Dionisos y sujeta con la otra el extremo de un manto que cae por detrás y le
deja el torso desnudo. Ambos personajes llevan la cabeza coronada de pámpanos.
El relato mitológico cuenta que al volver de Oriente, Dionisos rescató a
Ariadna de la isla de Naxos, donde había sido abandonada por Teseo, y se casó
con ella. Este es un tema recurrente en las residencias señoriales, aunque no
lo es tanto la presencia de Ariadna. Hay elementos en este mosaico que permiten
una segunda interpretación: la de que estamos ante la pompa nupcial de Dionisos
y Ariadna. Por un lado, la falta de alusiones a la victoria del dios, que
pueden verse en otras representaciones de su triunfo. Por el otro, el sátiro
que guía la comitiva, con una piel de animal a la espalda, que es
característica de lo dionisiaco, pero que adopta aquí apariencia de alas, que
recuerdan a Eros.
MOSAICO
DEL JUICIO DE PARIS
Tiene una altura de 360 cm. por 320 cm. pertenece
al siglo IV y se encontró en Casariche.
La escena representada recoge un pasaje
de la Iliada donde las diosas Atenea, Hera y Afrodita se disputan, ante Paris y
Hermes, la manzana de oro, símbolo de la belleza. Su originalidad radica en que
es un tema iconográfico inédito en la Península Ibérica. También es destacable
la presencia de Afrodita desnuda. Este mosaico formaba parte del pavimento de
una lujosa villa.
MOSAICO
DE ANTONIA VETTIA
Se realizó en el siglo V y procede de
Itálica.
Este mosaico cubría una sepultura
paleocristiana de la necrópolis de Itálica, perteneciente probablemente a una
familia acomodada. En él se representa a la difunta, sentada, vestida con un
traje talar y sosteniendo una paloma en su regazo. En una cartela, que por
razones de conservación no se lee a simple vista, figura su nombre y edad:
Antonia Vettia, once años.
TENANTE
DE ALTAR VISIGODO
Está esculpido en piedra arenisca, tiene
una altura de 100, 3 cm por 43 cm de ancho, pertenece a los siglos VI o VII y
procede de Sevilla..
Este es un elemento habitual en los
templos visigóticos y prerrománicos, servía para sustentar el altar. Presenta
decoración en relieve con los característicos motivos visigodos: rosetas,
cruces patadas, ruedas de radios curvos y espigas. Se trata de una pieza
excepcional ya que son pocos los ejemplares que han llegado hasta nosotros.
Existe otro en la Mezquita de Córdoba.
BROCAL
DE POZO ÁRABE
Está realizado en mármol blanco, tiene
una altura de 62 cm y un diámetro de 54 cm, pertenece al siglo XI y procede de
Sevilla.
Es un prisma octogonal y decorado en su
boca con una inscripción en caracteres cúficos, cuya traducción, si seguimos a
Rodrigo Amador de los Ríos, sería: "La bendición completa, la prosperidad
total, la felicidad perfecta, la paz absoluta, el bienestar, la felicidad, la
plena prodigalidad, la generosidad, el honor, la tranquilidad, las alegrías, la
gloria, la prosperidad, la perfección, la integridad y la longevidad, téngalas
su dueño".
Con esto terminamos con lo más destacado
de este Museo, quizás algo desconocido, pero que guarda un importante tesoro de
nuestro pasado en su conjunto.
Además destaca su ubicación, en el
entorno de la Plaza de América del Parque de María Luisa, un lugar idílico de
nuestra ciudad.
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