Y ahora nos
adentramos en la Sala IX,
para encontramos con la pintura flamenca e italiana, fundamentalmente de los
siglos XVI y XVII, buena prueba de ello es (((*))) El Paraíso Terrenal y el Paisaje con
animales, de Jean Brueguel, pintados sobre tabla en 1610, estas obras
pertenecían a la familia González Abreu y fueron donadas en 1928. El paisaje es
un tema que experimentó un gran desarrollo en el siglo XVII, pero estamos
hablando de la Escuela Flamenca.
Durante el Barroco se abrió un periodo de esplendor en la platería y esto queda reflejado en la magnifica colección que posee el museo, colección que pertenecía a los Marqueses de Blanco Hermoso y de la que destacamos el magnifico (((*))) Salero de Neptuno, realizado en plata dorada y blanca y también cristal. Su autoría es desconocida y se talló hacia 1640. Representa el carro de Neptuno surgiendo de las aguas, tirado por hipocampos y conducido por el propio dios. Sobresalen las características propias del Barroco, el dinamismo, la expresividad del todo, tratado de manera muy escultórica.
Durante el Barroco se abrió un periodo de esplendor en la platería y esto queda reflejado en la magnifica colección que posee el museo, colección que pertenecía a los Marqueses de Blanco Hermoso y de la que destacamos el magnifico (((*))) Salero de Neptuno, realizado en plata dorada y blanca y también cristal. Su autoría es desconocida y se talló hacia 1640. Representa el carro de Neptuno surgiendo de las aguas, tirado por hipocampos y conducido por el propio dios. Sobresalen las características propias del Barroco, el dinamismo, la expresividad del todo, tratado de manera muy escultórica.
Una vez hemos
admirado lo expuesto en esta sala, pasamos a la Sala X, en ella nos
encontramos de nuevo con Zurbarán, el artista predilecto de las Órdenes
Religiosas. Aún se conservan de las series que realizara para ello, importantes
testimonios, como el contrato que suscribió con los Dominicos del Convento de
San Pablo, de los Doctores de la
Iglesia, (((*))) San Jerónimo, San Gregorio y San Ambrosio
y que realizara en 1626. Podemos observar el dominio que el artista tenía del
naturalismo, la expresividad, los tejidos, su textura, no hay más que ver los
pliegues de los ropajes.
De ese Convento pasarían, posteriormente, a pertenecer al museo con la desamortización.
Otra prueba de lo dicho es el caso del (((*))) Beato Enrique Susón y de San Luís Beltrán, obras que realizara también para los Dominicos diez años mas tarde, en 1636 y que pasaron a los fondos del museo desde el Convento de Santo Domingo de Portaceli, otro cuadro que no hay que dejar de ver es el (((*))) Cristo Crucificado, pintado en 1630 para el Convento de Capuchinos, en el que sigue los cánones establecidos por Francisco Pacheco, el crucificado de cuatro clavos.
Uno de los contratos más importante de entre los que le llegaron a Zurbarán, es el que suscribió para el Monasterio de la Cartuja de Santa María de las Cuevas. De ello podemos destacar (((*))) La Virgen de las Cuevas, de 1655, en el que refleja fielmente la devoción de los monjes a la Virgen María, cómo expresa magistralmente los principios espirituales que rigen la vida de los cartujos, como el silencio o la mortificación por el ayuno. Otro de los cuadros de este contrato es el de (((*))) San Hugo en el Refectorio, realizado para la Sacristía del Monasterio, y en él narra el milagro que sucedió en 1084 en la Cartuja de Grenoble, en el lienzo aparecen los siete frailes fundadores de la Orden y presidiendo la escena San Bruno.
De ese Convento pasarían, posteriormente, a pertenecer al museo con la desamortización.
Otra prueba de lo dicho es el caso del (((*))) Beato Enrique Susón y de San Luís Beltrán, obras que realizara también para los Dominicos diez años mas tarde, en 1636 y que pasaron a los fondos del museo desde el Convento de Santo Domingo de Portaceli, otro cuadro que no hay que dejar de ver es el (((*))) Cristo Crucificado, pintado en 1630 para el Convento de Capuchinos, en el que sigue los cánones establecidos por Francisco Pacheco, el crucificado de cuatro clavos.
Uno de los contratos más importante de entre los que le llegaron a Zurbarán, es el que suscribió para el Monasterio de la Cartuja de Santa María de las Cuevas. De ello podemos destacar (((*))) La Virgen de las Cuevas, de 1655, en el que refleja fielmente la devoción de los monjes a la Virgen María, cómo expresa magistralmente los principios espirituales que rigen la vida de los cartujos, como el silencio o la mortificación por el ayuno. Otro de los cuadros de este contrato es el de (((*))) San Hugo en el Refectorio, realizado para la Sacristía del Monasterio, y en él narra el milagro que sucedió en 1084 en la Cartuja de Grenoble, en el lienzo aparecen los siete frailes fundadores de la Orden y presidiendo la escena San Bruno.
El milagro ocurrió el domingo anterior al miércoles de
ceniza, cuando San Bruno les envió carne, los frailes discutían como iban a
romper el voto de abstinencia perpetua, cuando por intervención divina se
sumieron en un profundo sueño, despertando cuando San Bruno les visitaba y
vieron que la carne se había convertido en ceniza, por lo que interpretaron que
debían intensificar aún más, su vida de mortificación y austeridad.
Otro de los cuadros de esta serie que podemos ver, es (((*))) la Visita de San Bruno a Urbano II.
Otro de los cuadros de esta serie que podemos ver, es (((*))) la Visita de San Bruno a Urbano II.
En él narra la entrevista que mantuvieron cuando el Santo fue llamado por el Papa, para pedirle consejo sobre los problemas de la Iglesia. La obra refleja las características propias de cada protagonista, el Papa revestido de grandiosidad, solemnidad y riqueza de vestuario, en cambio el Santo cartujo muestra una actitud de recogimiento y silencio.
En esta sala podemos ver una serie de esculturas magníficamente talladas por Martínez Montañés, cómo (((*))) San Bruno, obra de de 1634, proveniente del Monasterio de la Cartuja o Santo Domingo de Guzmán, penitente, de 1605, cuyo propietario fue el Convento de Santo Domingo de Portaceli. De Juan de Mesa admiramos (((*))) La Virgen de la Cuevas, realizada en 1623, San Ramón Nonato, tallado hacia 1626 y que se encontraba en la Capilla de San José o San Juan Evangelista de 1623 también de la Cartuja, todos ellos realizados en madera tallada y policromada.
Venimos de la Sala X y
pasamos a la siguiente, en este caso la Sala XI, es una Galería dedicada a la pintura española
y sevillana del Siglo XVIII, en este periodo la escuela sevillana pierde el
protagonismo que ostentara en el siglo anterior, ante la falta de autores con
la fuerza creativa de sus antecesores.
Destacan Lucas Valdés, hijo y discípulo
de su padre Valdés Leal, Domingo Martínez o Clemente Torres. Del primero
podemos admirar a (((*))) Santa Isabel de Hungría curando a un
enfermo, este cuadro procede del antiguo convento de San Francisco, en él
podemos observar todo aquello que
aprendió de su padre, la riqueza cromática y el dramatismo que imprimía a los
personajes. Está realizado hacia 1720 y destinado para la Capilla de la Orden Tercera del Convento de
San Francisco.
En el Siglo XVIII, en su primera mitad, aún se mantenían los principios establecidos por Murillo, sobresaliendo solamente unos pocos en el aspecto creativo. Destacan Andrés Pérez, Clemente Torres y Domingo Martínez, autor de una serie de ocho pinturas para la Fábrica de Tabacos,
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