REAL ALCÁZAR DE SEVILLA
Lo primero es
agradecer el excelente trabajo que han realizado los responsables de Sevilla en
360º que complementa perfectamente con sus imágenes el texto que se aporta para
su descripción.
HISTORIA:
El
Real Alcázar de Sevilla es un gran legado que nos dejaron los árabes. Tras sus
sucesivas modificaciones y ampliaciones, afortunadamente nos llega a nuestros
días como una joya arquitectónica para el disfrute de todos. Es un gran
conjunto monumental, se alza sobre restos arqueológicos del siglo V a.C., su
construcción se inicia en pleno dominio musulmán, en el año 913. Como
consecuencia de las distintas etapas que la ciudad ha vivido, se han añadido
los distintos estilos artísticos que imperaban en cada momento, podemos admirar
estilos propios de Taifa, Califal, Gótico, Mudéjar, Renacentista, Barroco,
Manierista y por último el Neoclásico. A pesar de la mezcolanza de tantos
estilos, la conjunción de este multiculturalismo goza de una gran armonía. Se
podría decir que es un monumental museo de la cerámica, destacando los
artesanos, cómo el ceramista italiano Niculoso Pisano* o el navarro Cristóbal
de Augusta.
En la
actualidad es el Alcázar más antiguo de los que existen en Europa que aún
mantiene el principio para el que fue construido, que fuera residencia del
Monarca en cada momento. En la actualidad además de esta función también sirve
para dar alojamiento a los Jefes de Estado extranjeros que visitan nuestra
ciudad. Muchos de los hechos históricos que se han sucedido en España, se han
gestado tras estos muros.
La grandiosidad
del Alcázar es que no es solo un monumento, es un conjunto de edificios propios
de las distintas culturas que los han habitado y que han dejado su propia
huella, ya sea en la arquitectura o en sus atractivos jardines.
Su
construcción se inicia en el reinado del primer califa omeya de Córdoba, Abd al
Rahman III, en el año 913, como ya se comentó con anterioridad, el lugar
escogido era principalmente porque el puerto estaba situado en lo que hoy es la
plaza del Triunfo, posteriormente con la desintegración del Califato en el
siglo XI, ya con los reinos de Taifas, el segundo rey Al Mutamid, fijaría su
residencia en el Alcázar para lo cual manda construir su propio palacio, al que
llamaría Al Mubarak, se accedía a través del arco de la actual calle Miguel
Mañara, convirtiéndose en la sede oficial de su reinado y centro de la vida
social y literaria de la ciudad, mas tarde serían los almohades, en el siglo
XII, los que completarían la edificación con la Casa de Contratación, en la que
aún quedan restos de la época y el Jardín del Crucero, además del Palacio de
Yeso.
Con la
toma de la ciudad por el Rey Fernando III de Castilla, el Alcázar toma especial
relevancia al declararlo sede de la Corte con la consiguiente ampliación de las
estancias, siendo Alfonso X el que construiría el Palacio Gótico al que
incorpora el Patio del Crucero
En el
siglo XIV, en 1.340, Alfonso XI construye la Sala de Justicia, ricamente
decorada con adornos de leones y escudos de castillos, a los que añade un
estilo mudéjar al conjunto con las yeserías. Posteriormente su hijo Pedro I le
sucede y construiría el Palacio Mudéjar de 2.550 metros cuadrados y sobre el
primitivo Alcázar Nuevo de Al Mutamid construye el actual Salón de Embajadores.
El
primer palacio lo mandó construir Abd al Rahman III en el siglo X y fue llamado
Dar-al-Imara o Casa del Gobernador. De este palacio nos quedan los lienzos de
murallas que rodean al Patio de Banderas. Por la calle Joaquín Romero Murube
podemos ver un arco cegado, que era la entrada al antiguo palacio. De la etapa
almohade quedan el Patio del Yeso y un trozo de muralla. La ornamentación que
presenta sirvió de inspiración a la posterior arquitectura nazarí utilizada en
la Alhambra de Granada.
El
Palacio del Rey Pedro I es el ejemplo civil más importante del estilo mudéjar.
Este rey sentía una predilección especial por Sevilla y la escogió como capital
de su reino. Era muy aficionado a las artes y costumbres islámicas por eso
escogió este estilo arquitectónico. Su construcción se inició en 1364 y en ella
participaron artesanos sevillanos, de Toledo y de Granada. Este palacio tenía
una planta baja, y solo dos estancias en la parte superior.
La
utilización como residencia real ha dado lugar a diversas restauraciones y
ampliaciones en la planta alta. En este palacio podemos ver bellos salones y
patios, cómo el Patio de las Doncellas, Patio de las Muñecas, Salón de Doña
María de Padilla, Salón de Embajadores, siendo este la pieza más importante del
palacio, hay que destacar sus puertas de 1366, la cúpula realizada en 1427 y la
riquísima decoración de yeserías, así cómo la impresionante azulejería de sus
muros.
El
Palacio Gótico fue mandado construir por Alfonso X el Sabio sobre un antiguo
palacio almohade. En este palacio podemos ver el Salón de Tapices y los Salones
de Carlos V. Fue modificado por las obras realizadas en el siglo XVIII a raíz
del terremoto de Lisboa acaecido en 1755.
En
estilo Renacentista, la Casa de la Contratación o Cuarto del Almirante,
organismo creado por los Reyes Católicos en 1503 tras el Descubrimiento de
América, convirtiendo a la ciudad en el primer puerto de Europa al concederle
el monopolio del comercio con aquellas tierras. Aquí también se prepararon
importantes expediciones como la primera vuelta al mundo. En la capilla podemos
ver la Virgen de los Mareantes, obra de Alejo Fernández. Es la primera
representación que se hizo en Europa sobre el Descubrimiento de América. Los
jardines del Alcázar de bella factura, las influencias mudéjares, renacentistas
y barrocas han configurado unos jardines de gran valor histórico y de gran
belleza, reflejando los diferentes estilos de jardinería que se desarrollaban
en cada época. A lo largo del tiempo estos jardines se han enriquecido con
plantas exóticas procedentes de todos los rincones del planeta; en la
actualidad se catalogan más de 170 especies en sus 60.000 m2 de superficie. La
salida del Alcázar se realiza por el Apeadero, amplio zaguán que lleva al Patio
de Banderas.
En
1987 el conjunto monumental fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la
UNESCO junto con la Catedral y el Archivo de Indias.
Los
dos personajes que siguen a continuación, Vermondo Resta, arquitecto y maestro
mayor del Alcázar y el ceramista Niculoso Pisano tuvieron mucho que ver en lo
que hoy nos presenta este conjunto de Palacios.
VERMONDO RESTA
Nació
en Milán en 1555 llegando a Sevilla en el último cuarto del siglo XVI, aquí
contrajo matrimonio con Ana de Ojeda, vinculado al principio al arzobispo don
Rodrigo de Castro, se le ofrece los primeros encargos, realiza los diseños de
los hospitales del Espíritu Santo y del Amor de Dios, al frente de cuyas obras
permanece hasta el año 1602. Una de sus obras destacadas es la iglesia y
algunas de las salas del Convento de San José. Hacia 1585 se le nombra maestro
mayor del Arzobispado, realizando una gran labor en muchos de los edificios
religiosos hispalenses.
Como
Maestro Mayor del arzobispado hispalense se hizo cargo de numerosas iglesias,
para las que trazó sacristías, retablos, torres y portadas. Entre otras, se le
relaciona con las sencillas portadas de la iglesia de Galaroza, la torre de la
parroquial de Zalamea, las sacristías de la Iglesia de San Pedro de Sevilla y
de Santa María de Zufre, y distintas obras en las iglesias de Aroche, Cortegana
y Aracena.
También
diseña la colegiata de Olivares, donde destacan sus columnas pareadas sobre las
que descargan arcos de medio punto dividiendo el interior en tres naves.
Asimismo debió intervenir en la reforma del Palacio Arzobispal de Sevilla,
donde se le atribuyen los dos patios y las salas contiguas.
Tras
el fallecimiento de Lorenzo de Oviedo le nombran maestro mayor del Alcázar,
cargo que ejerció hasta su fallecimiento el 25 de diciembre de 1625. En este
recinto realiza sus mejores trabajos, el Apeadero con su portada, la Galería de
Grutescos, algunas remodelaciones interiores en los Palacios, también intervino
en la adaptación de determinados jardines, etc. Vermondo Resta fue el
arquitecto más importante de Sevilla desde finales del siglo XVI hasta su fallecimiento.
NICULOSO PISANO
Es un
artista italiano, posiblemente de Pisano, ceramista de reconocido prestigio,
nacido en la segunda mitad del siglo XV, su llegada a Sevilla se desconoce
aunque pudiera haber sido finalizando el siglo y seguramente fuera Triana el
lugar en el que se asentó, no en vano es en ese barrio donde se desarrolló toda
la actividad alfarera hasta nuestros tiempos. Se casa en 1498 con Leonor Ruiz.
Su llegada a nuestra ciudad quizás se debiera como la tantos otros artistas, el
auge económico que supuso para la ciudad el Descubrimiento de América.
Fue
todo un innovador en su técnica para el tratamiento de la cerámica, consistía
en colocar los azulejos como un lienzo cerámico y pintar el conjunto en su
totalidad y no pieza a pieza.
Su
primera obra documentada es una lauda sepulcral en la Iglesia de Santa Ana, parroquia
trianera, de Iñigo López que hiciera en 1503. Un año después realiza otra obra
para el Monasterio de Santa Paula su magnifica Portada, los azulejos para la
silla del Arzobispo o los del Cimborrio de la Catedral, estos dos últimos
desgraciadamente han desaparecido, en el Museo de BBAA se conservan algunos
fragmentos de sus obras cerámicas. Tras el fallecimiento de su primera esposa
se casa con Elena del Villar en 1508, ese mismo año nacería su hijo Juan
Bautista, para darnos cuenta de la importancia que el artista fue cosechando,
los padrinos del niño eran de alta cuna. Su segundo hijo nacería tres años
después, siendo igualmente apadrinado por personajes importantes de la corte
sevillana.
Su
producción cerámica fue en aumento ya que su fama se fue extendiendo, recibió
encargos de los lugares mas apartados de su lugar de residencia, cómo Badajoz,
Valencia o Ávila.
Parece
que la decoración de grutescos fue introducida por él, así cómo el azulejo de
superficie plana o la técnica para el policromado del azulejo, que asumió el
otro centro ceramista de España, Talavera de la Reina. El Alcázar no podía ser
ajeno a la pujanza de este artista y le pide realizar algunas obras, como el
Oratorio de los Reyes Católicos, o el Retablo de la Coronación de la Virgen o
el zócalo del Salón de Carlos V, entre otras.
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